Artículo original: Karmazyn, B., Fisher, R.S., Alcaide, D.M. et al. Comparison of clinical and abdominal CT imaging findings in children evaluated for abusive and accidental abdominal trauma. Emerg Radiol 32, 23–31 (2025).
DOI: https://doi.org/10.1007/s10140-024-02305-2
Sociedad: American Society of Emergency Radiology (ASER) (@ERadSociety).
Palabras clave: Child abuse, Abusive abdominal trauma, Accidental abdominal trauma, Abdominal CT
Abreviaturas y acrónimos utilizados: Tomografía Computerizada (TC), traumatismo abdominal por maltrato (AbAT) y accidental (AcAT)
Línea editorial: Emergency Radiology es una revista asociada a la Sociedad Americana de Radiología de Urgencias que se publica cada dos meses. El artículo de esta revisión pertenece al volumen 32 publicado en el mes de febrero, en el que podemos encontrar tanto artículos originales, como uno sobre el valor pronóstico de los hallazgos en la tomografía computarizada para el fracaso del tratamiento conservador en la obstrucción adherencial del intestino delgado como artículos de investigación como por ejemplo una revisión sistémica y un metaanálisis sobre la embolización de la arteria esplénica para el sangrado variceal en la hipertensión portal.
Motivos para la selección:
El artículo aborda un tema crítico en la salud pediátrica: la diferencia entre trauma abdominal por maltrato y el accidental en niños. Esta distinción es vital para garantizar la seguridad y el bienestar de las poblaciones vulnerables, particularmente de aquellos menores de tres años, que tienen un mayor riesgo de sufrir ambos tipos de trauma.
Al identificar indicadores específicos que sugieren maltrato, los médicos responsables pueden mejorar su precisión diagnóstica y respuesta ante casos sospechosos de abuso infantil, por lo que la labor del radiólogo es crucial y tenemos que estar familiarizados con los signos de sospecha de maltrato, con el fin de mejorar los resultados para los niños afectados.
Resumen:
Introducción:
El traumatismo abdominal por maltrato es poco frecuente, con tasas de incidencia bajas en niños y se asocia con mayor morbilidad y mortalidad en comparación con el traumatismo accidental.
Es difícil de reconocer debido a barreras en la comunicación y a antecedentes poco fiables proporcionados por los cuidadores, por lo que el conocimiento de los patrones de lesiones es crucial para la protección infantil, siendo la tomografía computarizada con contraste el estudio preferido cuando se sospechan lesiones abdominales por maltrato, complementado con series óseas y TC de cráneo según el caso.
Este trabajo tiene como objetivo comparar niños con diagnóstico de traumatismo abdominal por maltrato (AbAT) y accidental (AcAT), identificando factores clínicos y hallazgos de imagen que permitan diferenciarlos.
Métodos:
Se realizó un estudio retrospectivo, en un hospital pediátrico de tercer nivel y centro de trauma nivel 1, entre enero de 2010 y junio de 2024. Se incluyeron niños menores de 3 años que se sometieron a TC abdominal por sospecha de trauma, ya sea accidental o por abuso. Se excluyeron casos sin evidencia de trauma en TC, con registros médicos incompletos o sin uso de contraste intravenoso.
Los pacientes fueron clasificados como AbAT o AcAT según el diagnóstico final del programa de protección infantil del hospital. Se definió una TC positiva como aquella con lesiones en órganos sólidos, órganos huecos o fracturas.
Las lesiones fueron clasificadas y validadas por dos radiólogos con más de 10 años de experiencia y se utilizó la escala de la AAST para clasificar las lesiones viscerales.
Análisis Estadístico:
Se compararon los grupos AbAT y AcAT mediante análisis descriptivos y pruebas estadísticas (t de Student para variables continuas como edad y número de fracturas; y pruebas exactas de Fisher para variables categóricas). Se consideró significancia estadística con p < 0.05.
Resumen de los Resultados
Se identificaron 379 niños con sospecha de trauma abdominal por abuso. Después de excluir a aquellos sin evaluación por el equipo de protección infantil o con diagnóstico indeterminado de abuso, se incluyeron 309 niños diagnosticados con abuso infantil. De estos, 82 (26.5%) presentaron lesiones en la TC abdominal. Comparados con 146 niños con trauma abdominal accidental, 42 (28.8%) presentaron lesiones en la TC abdominal.
- Características de los niños: Los niños con AbAT positivo en la TC fueron significativamente más jóvenes (promedio de 0.9 años) que los del grupo de trauma accidental (promedio de 1.8 años). Además, el 70.7% de los niños con AbAT tenían menos de un año, en comparación con solo el 9.5% en el grupo accidental. La causa del trauma fue desconocida en el 70.7% de los casos de AbAT, mientras que en el grupo accidental, todos los casos tenían un mecanismo de lesión conocido.
- Mecanismo de lesión: El mecanismo de lesión más común en el AbAT fue la caída desde baja altura (18/82, 22.0%), mientras que las caídas de mayor altura fueron más frecuentes en el trauma accidental (6/42, 14.3%). Las caídas desde alturas bajas fueron exclusivas del grupo AbAT, y las caídas de mayor altura fueron exclusivas del grupo accidental.
- Trauma en órganos sólidos y huecos: El 59.8% de los niños con AbAT positivo en la TC tenían trauma en órganos sólidos o huecos. No hubo diferencias significativas en la incidencia de lesiones en órganos sólidos entre los grupos, aunque los niños con AbAT tuvieron el doble de lesiones intestinales que los de trauma accidental, aunque sin significancia estadística.
- Fracturas observadas en la TC abdominal: Las fracturas fueron significativamente más comunes en los niños con AbAT (61.0%) que en los con trauma abdominal accidental (31.0%). Las fracturas de costillas fueron especialmente prevalentes en el AbAT (49/82, 59.8%), con la mayoría en fases de curación o en ambas fases (aguda y curación). En el grupo de trauma accidental, las fracturas fueron todas en fase aguda.
- Otras lesiones: Las lesiones adicionales fueron comunes en ambos grupos, pero algunas fueron significativamente más frecuentes en los niños con AbAT, como hematoma subdural (41.5% vs. 11.9%), hipoxia isquémica aguda (19.5% vs. 2.4%) y hemorragia retinal (18.3% vs. 0). Las fracturas también fueron más comunes en el AbAT (82.1%) en comparación con el trauma accidental (59.5%).
En resumen, los niños con trauma abdominal por abuso presentan una mayor frecuencia de fracturas (especialmente de costillas) y lesiones adicionales graves como hematomas subdurales, hipoxia y hemorragias oculares.
Discusión:
El estudió encontró que el trauma abdominal por abuso era más común que el trauma abdominal accidental. Además, las lesiones en órganos sólidos, los hematomas abdominales, las fracturas, y especialmente las fracturas de costillas, fueron más frecuentes en los niños con abuso que en aquellos con trauma accidental.
El reconocimiento del trauma abdominal por abuso es crucial, ya que puede llevar a la evaluación de otras lesiones y proteger al niño de un riesgo continuo de trauma. Se encontraron hallazgos distintivos que fueron más comunes en los niños abusados con TC positiva, lo que puede ayudar al diagnóstico temprano y manejo adecuado.
Conclusión:
Una combinación de hallazgos como la edad menor a un año, la falta de historia de trauma y una caída de baja altura debe alertar a los proveedores sobre la posibilidad de abuso en niños con trauma abdominal. Los radiólogos tienen un papel crucial en la identificación del abuso, prestando atención a la presencia de fracturas de costillas en la TC, especialmente si están en fase de curación, aunque no haya trauma en los órganos internos. Estos hallazgos deben alertar sobre la posibilidad de abuso infantil, especialmente cuando se observan junto con lesiones en órganos sólidos, otras fracturas, hemorragias retinianas, lesiones intracraneales y los hallazgos históricos mencionados.
Valoración personal:
Se trata de un estudio muy interesante, ya que identifica características clínicas y hallazgos en el TC que ayudan a diferenciar entre el traumatismo abdominal por maltrato y el traumatismo abdominal accidental en niños, lo que es fundamental para mejorar la precisión diagnóstica y garantizar intervenciones adecuadas, poniendo énfasis en el papel crucial del radiólogo en estos casos.
Como puntos negativos, el estudio se basa en un análisis retrospectivo de un único centro, lo que podría limitar la generalización de los resultados a otras poblaciones, pudiendo esto afectar a su aplicabilidad en la práctica clínica más general. Además, los criterios de inclusión podrían tener sesgos, ya que solo se consideraron niños con lesiones lo suficientemente graves como para justificar la realización de un TC abdominal, pudiendo dejar fuera casos con lesiones más leves o no diagnosticadas. Por último, aunque el estudio cuenta con una potencia estadística adecuada, el tamaño de la muestra podría no ser suficiente para detectar diferencias más sutiles entre niños con traumatismo abdominal por maltrato y aquellos con trauma accidental. Una muestra más grande ofrecería una comprensión más detallada de estas diferencias.
En general, este artículo es una valiosa adición a la literatura sobre trauma pediátrico, ofreciendo perspectivas que pueden mejorar la práctica clínica. Sin embargo, las limitaciones relacionadas con la generalización y los posibles sesgos deben ser consideradas al interpretar los resultados. Los hallazgos destacan la importancia de la vigilancia al evaluar a los niños pequeños en busca de signos de abuso, lo cual es crucial para su seguridad y bienestar.
Sociedad: American Society of Emergency Radiology (ASER).
Sección y órgano-sistema: Radiología abdominal.
Técnica radiológica: Tomografía Computerizada.
Tipo de artículo: Estudio original
Año de residencia recomendado: R2, R3, R4
Firma:
Alejandra Somoano Marfull
Hospital Universitario Marqués de Valdecilla (R3)
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