Artículo original: Wood CG 3rd, Stromberg LJ 3rd, Harmath CB, Horowitz JM, Feng C, Hammond NA, et al. CT and MR imaging for evaluation of cystic renal lesions and diseases. Radiographics. 2015 Jan-Feb;35(1):125-41
http://dx.doi.org/10.1148/rg.351130016
Palabras clave: N/A
Abreviaturas y acrónimos utilizados: RM (Resonancia magnética), TC (Tomografía computarizada), UH (Unidades Hounsfield), MEST (tumor estromal y epitelial mixto).
Línea editorial del número:
En el nuevo número de Radiographics los editores permanecen fieles al estilo educativo que caracteriza a la revista, con múltiples artículos de temas variados. A pesar del gran interés didáctico de todos ellos, me gustaría resaltar el del apartado de radiología vascular, que explica los indicadores de inestabilidad en pacientes con aneurisma de aorta abdominal y recomendar la revisión sobre las diferentes apariencias de la apendicitis en la TC, ya que permite realizar un repaso breve y conciso sobre las diferentes formas de presentación de esta patología tan frecuente en el día a día de cualquier radiólogo que realice guardias.
Motivos para la selección:
Para terminar mi corta pero intensa trayectoria por el club bibliográfico Seram, he escogido este artículo que me parece muy útil para la práctica clínica diaria de cualquier radiólogo. El hallazgo de lesiones quísticas renales es especialmente habitual en nuestro día a día. Por ello, es imprescindible que todos nosotros seamos capaces de diferenciar los tipos de lesiones quísticas, enfocando nuestra atención especialmente en la diferencia entre patología benigna y maligna, ayudando al clínico a tomar decisiones en cuanto al manejo y seguimiento.
Resumen:
Las lesiones quísticas renales son una patología frecuente en el día a día de cualquier radiólogo. Es por ello que debemos conocer la clasificación de Bosniak, que establece las recomendaciones de seguimiento y manejo clínico en base a los hallazgos de imagen.
- Bosniak I: quistes simples. Lesiones con atenuación de 0-20 UH, con pared fina, sin calcificaciones ni tabiques internos. No requieren seguimiento.
- Bosniak II: quistes mínimamente complicados. Lesiones con atenuación >20 UH. Pueden tener calcificaciones finas en la pared o en los septos, y no captan contraste (o si lo hacen es muy tenue). No requieren seguimiento.
- Bosniak IIF: Requiere seguimiento mediante TC o RM para determinar su benignidad. Presentan septos internos que pueden presentar captación tenue de contraste, calcificaciones nodulares y leve engrosamiento de pared. También se incluyen en esta categoría las lesiones de más de 3 cm o aquellas completamente intrarrenales.
- Bosniak III: son quistes complejos con septos y paredes que captan contraste. Se recomienda la resección de los mismos ya que entre el 30-100% pueden ser malignos.
- Bosniak IV: son lesiones quísticas que presentan un polo sólido de captación de contraste. Son malignos hasta que no se demuestre lo contrario. Se recomienda la resección.
El resto de patología quística se divide en una serie de apartados:
- Enfermedad quística renal focal: En esta categoría se incluyen los tumores estromales y epiteliales (MEST), el nefroma quístico y el divertículo pielocalicial. Tanto el MEST como el nefroma quístico son difíciles de diferenciar de un carcinoma quístico de células renales, por lo que el tratamiento de ambas patologías suele ser quirúrgico.
- Enfermedad quística renal multifocal adquirida: se incluyen la enfermedad glomeruloquística, la nefrotoxicidad inducida por litio, la enfermedad quística renal adquirida, el riñón displásico multiquístico, la enfermedad renal quística localizada y los quistes en la pelvis renal. Todas estas enfermedades se caracterizan por la aparición de múltiples quistes que según su localización y distribución nos harán pensar en un diagnóstico u otro. Cuando existen múltiples quistes localizados en un polo renal con parénquima normal entre ellos y sin cápsula, se debe pensar en una enfermedad renal localizada.
- Infecciones renales: los abscesos piógenos, la aspergillosis renal y la equinococosis se incluyen en este apartado. Los dos primeros se presentan como lesiones quísticas con captación periférica de contraste y el diagnóstico se realizará según el contexto clínico del paciente. La equinococosis renal es una patología poco frecuente cuyas características de imagen dependen de la fase evolutiva de la enfermedad.
- Enfermedades hereditarias: en este apartado se incluyen la enfermedad poliquística autosómica dominante, la esclerosis tuberosa y el Von Hippel-Lindau. La primera conlleva en un 50% de los casos a un estadio terminal con necesidad de diálisis o trasplante renal. El diagnóstico de las dos últimas se realizará principalmente por la sospecha clínica y por los hallazgos asociados en otros órganos.
En resumen, existen múltiples causas de quistes renales lo que hace que el diagnóstico diferencial sea muy amplio. Lo principal es recordar la clasificación de Bosniak, una guía esencial para determinar el manejo de este tipo de pacientes.
Valoración Personal:
Puntos fuertes:
- Realiza una revisión breve y concisa sobre la patología quística renal.
- Describe las diferentes patologías desde un punto de vista práctico, explicando qué hacer con cada enfermedad tanto en lo que respecta al seguimiento como en el tratamiento.
- Permite comprender qué es lo que debemos incluir en el informe y sobre qué debemos enfatizar de manera que nuestro informe sea fácil para los clínicos. En muchas ocasiones describimos mucho la patología y no damos recomendaciones ni una conclusión precisa, lo que hace que el clínico no sepa muy bien cómo actuar. Es por ello que me ha gustado tantísimo este artículo, que me parece preciso y sencillo de leer.
Puntos débiles:
- Creo que le faltaría incluir la patología quística maligna como apartado específico.
Victoria Mayoral Campos. R4
Hospital Clínico Universitario Lozano Blesa. Zaragoza.
vmayoralcampos@gmail.com
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