Una intervención prospectiva para reducir el burnout entre los radiólogos académicos

Artículo original: Ip IK, Giess CS, Gupte A, Eappen S, Healey MJ, Khorasani R. A prospective intervention to reduce burnout among academic radiologists. Academic Radiology. 2023;30(6):1024-30. 

DOI: https://doi.org/10.1016/j.acra.2022.06.009

Sociedad: Association of University Radiologists (@AURtweet) 

Palabras clave: Physician burnout, wellness, professional fulfillment, self-compassion.  

Abreviaturas y acrónimos utilizados: N/A

Línea editorial:  Academic Radiology es una revista científica de publicación mensual que nos ofrece artículos con novedades de las distintas pruebas de diagnóstico por imagen, incluyendo las técnicas de medicina nuclear. El volumen del mes de Junio no se centra únicamente en los avances radiológicos científicamente relevantes, sino que así mismo incorpora varios trabajos sobre el burnout o desgaste profesional, aplicado tanto a radiólogos especializados (tema que trata el artículo que he escogido para esta revisión) como a estudiantes universitarios (Burnout in Medical School: A Medical Student’s Perspective).

Motivos para la selección: El burnout o desgaste profesional es una enfermedad frecuente dentro de la profesión médica, cuyas consecuencias negativas afectan no solamente al médico sino también a sus pacientes, ya que conlleva una predisposición a cometer errores durante la práctica clínica. He escogido este artículo puesto que enfatiza la importancia de este problema dentro del campo de la radiología, proponiendo una serie de iniciativas para combatirlo y estudiando su efectividad para reducir el burnout

Resumen:

El burnout es un trastorno asociado con el trabajo que implica agotamiento emocional, despersonalización y sensación de menor realización personal. Su prevalencia entre los radiólogos es significativa, y conlleva una atención al paciente de peor calidad, riesgo de errores médicos y mayor rotación del personal. En 2016, el Colegio Americano de Radiología publicó una serie de recomendaciones para reducir el burnout, sin embargo existen pocos estudios que hayan valorado si dichas intervenciones son realmente efectivas.

El objetivo de este trabajo es comparar el burnout auto-declarado entre los radiólogos de un centro médico académico antes y después de la aplicación de una serie de iniciativas en el servicio destinadas a aumentar el bienestar y la satisfacción profesional de los facultativos. 

Para ello, entre 2017 y 2019 se realizó un estudio prospectivo en el Servicio de Radiología de un centro médico académico de tercer nivel, conformado por aproximadamente 200 radiólogos, entre personal clínico e investigador. 

En los periodos pre- (2017) y post-intervención (2019) se proporcionó al personal la “Encuesta sobre el Bienestar de los Médicos de Stanford”, diseñada para medir su nivel de burnout y de realización profesional. A través de las distintas preguntas, y siempre de manera confidencial, los facultativos calificaron su grado de burnout en 8 ámbitos: realización profesional, agotamiento emocional, falta de compromiso interpersonal, dificultades para dormir, autocompasión, impacto negativo del trabajo en las relaciones personales, alineación de los valores organizativos/personales y calidad percibida del liderazgo supervisor. En 2017, el 74% (153/206) de los profesionales cumplimentaron la encuesta. En 2019, la tasa de respuesta fue del 65% (120/185). Debido a la anonimidad de las encuestas, no fue posible comparar el antes y después de las respuestas a nivel individual. 

Entre las dos encuestas se pusieron en marcha una serie de iniciativas destinadas a mejorar la cultura, la eficiencia laboral, la conciliación de la vida laboral y personal, y el bienestar personal, algunas de ellas incluidas en las recomendaciones del Colegio Americano de Radiología. Se incluyeron actividades sociales destinadas a la creación de equipos, talleres de formación, conferencias cuyo objetivo era favorecer el bienestar y jornadas laborales más cortas, entre otros proyectos. La participación en las iniciativas fue variable, siendo las conferencias sobre nutrición y sueño las que tuvieron más asistencia (25-40% del total de participantes).

Se valoraron los resultados de las encuestas para cada uno de los 8 ámbitos utilizando el test U de Whitney-Mann, para calcular los valores Z de cada respuesta antes y después de la intervención (un valor absoluto mayor de Z representa una asociación más fuerte). Así mismo se comparó la media de las puntuaciones de rango (suma de puntuaciones de rango / conteo) para cada pregunta de la encuesta antes y después de la intervención (un valor p < 0,05 se consideró estadísticamente significativo). 

Tras la intervención, los facultativos indicaron un menor grado de realización profesional (Z = -3,04, p=0,002), mayor agotamiento emocional (Z=2,52, p=0,012), mayor deterioro relacionado con el sueño (Z=2,38, p=0,012) y menor alineación de los valores organizativos/personales (Z=-4,10, p<0,0001) en comparación con las encuestas pre-intervención. No se encontraron diferencias significativas asociadas a la desvinculación interpersonal (Z=1,82, p=0,069), la autocompasión (Z=1,39, p=0,164), el impacto negativo del trabajo en las relaciones personales (Z=0,89, p=0,372) o la calidad percibida del liderazgo supervisor (Z=0,07, p=0,942).

Por tanto, a pesar de las numerosas iniciativas realizadas, el burnout auto-declarado por los radiólogos se mantuvo estable o empeoró con el tiempo. Los autores indican que existen distintos factores que pueden haber influido en estos resultados, como el aumento de volumen de trabajo y los cambios en el flujo de trabajo dentro del servicio de Radiología durante el periodo de estudio, la escasa asistencia a los eventos de liderazgo (la literatura resalta su importancia para reducir el burnout) y las distintas prioridades de los radiólogos según su momento vital, lo que puede indicar la necesidad de iniciativas más específicas según preferencias. 

Por ello, se concluye que aunque las iniciativas dentro del propio servicio pueden ser valiosas, es necesario un enfoque institucional más amplio para conseguir una reducción significativa del burnout entre los radiólogos, ya que el alto volumen de trabajo y la escasez de personal pueden dominar esta sensación.

Valoración personal:

Como puntos positivos de este estudio, me gustaría destacar su diseño prospectivo, las múltiples y variadas iniciativas realizadas para fomentar el bienestar de los facultativos y el uso de una escala tan completa de valoración del grado de burnout. Las emociones son difíciles de analizar debido a su subjetividad, sin embargo creo que las distintas opciones dentro de cada ámbito propuestas en la encuesta son relevantes para el objetivo del estudio, así como bastante fáciles de responder. 

Como puntos negativos, destaca la escasa asistencia a las iniciativas y que debido a la anonimidad de las encuestas, no se pudieron correlacionar las respuestas de cada participante antes y después de la intervención, lo que en mi opinión es una limitación importante. Todo esto añadido a que, como indican los autores, no se puede descartar que haya habido otros factores externos que hayan afectado al grado de burnout de los radiólogos, no permite valorar la efectividad real de las iniciativas realizadas. 

Por último, añadir una última opinión. Aunque una persona sea experta en su trabajo (sea cual sea su ocupación), si su agotamiento profesional le sobrepasa no será capaz de realizar su labor correctamente. Por tanto, y a pesar de los resultados obtenidos, quiero destacar la importancia del estudio por proponer una serie de iniciativas que permitan combatir el burnout entre los radiólogos, y que puede sentar la base para que otros autores sigan investigando sobre el tema. 

Elena Julián Gómez

Hospital Universitario Marqués de Valdecilla, Santander, R3

elen.jg95@gmail.com

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Publicado en Academic Radiology

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