Artículo original: Bunch, P. M., Rigdon, J., Niazi, M. K. K., Barnard, R. T., Boutin, R. D., Houston, D. K., & Lenchik, L. (2024). Association of CT-derived skeletal muscle and adipose tissue metrics with frailty in older adults. Academic Radiology, 31(2), 596–604.
DOI: https://doi.org/10.1016/j.acra.2023.06.003
Sociedad: The Association of University Radiologists (AUR) @AURtweet
Palabras clave: Frailty; Sarcopenia; Myopenia; Myosteatosis; Adipose tissue; Aging; Body composition.
Abreviaturas y acrónimos utilizados: AME (Área musculo esquelética), DE (Desviación estándar), DME (Densidad musculo esquelética), HCE (Historia clínica electrónica), IFe (Índice de fragilidad electrónica), TAIM (Tejido adiposo intermuscular), TAS (Tejido adiposo subcutáneo), TAV (Tejido adiposo visceral), TC (Tomografía computarizada), UH (Unidades Hounsfield).
Línea editorial del número:
Academic Radiology está publicada por Elsevier en nombre de la Asociación de Radiólogos Universitarios. Es una revista internacional con publicación mensual que ofrece investigación original, editoriales y artículos de revisión sobre todos los aspectos del diagnóstico por imagen. En el mes de febrero publica el número 2 del volumen 31 con artículos originales de distintas áreas de interés en la radiología, siendo destacado la inclusión de varios artículos que se dedican al aspecto educativo en radiología, como por ejemplo uno cuya autoría es del radiólogo, muy activo en redes sociales y en el portal de radiopaedia, Stefan Tigges, cuyo título es: Aprender a enseñar con dibujos y cómics o también uno titulado Noche y día, por qué los radiólogos necesitan jugar el cual explica la importancia del juego en distintos escenarios para mejorar habilidades cognitivas y sociales.
Motivos para la selección:
Actualmente el mundo se enfrenta a la tendencia de cuidar de poblaciones más envejecidas, las cuales tienen características médicas específicas que pueden ser factores de riesgo para resultados adversos más complejos ante situaciones médicas habituales. Uno de los parámetros ampliamente estudiados en la geriatría para determinar el riesgo de mayores complicaciones en ancianos es la definición de fragilidad, usando clásicamente para esto variables clínicas y/o analíticas, sin embargo y como es esperado, las exploraciones radiológicas pueden aportar información para esta definición con detalles morfológicos que diferencian aquellos sujetos frágiles de los que no. Ante esta situación y su probabilidad de uso generalizado en la práctica radiológica por la alta demanda, he escogido este artículo y poder así entender un poco más de lo que es posible aportar desde nuestro campo.
Resumen:
Los adultos mayores frágiles corren un mayor riesgo de sufrir caídas, hospitalizaciones, ingresos en residencias de ancianos y mortalidad. Puesto que se prevé que la prevalencia de la fragilidad aumente a medida que envejece la población, cada vez son más necesarias las intervenciones de prevención y tratamiento. Igualmente, son más útiles las herramientas fiables para identificar a los adultos mayores con fragilidad que se beneficiarían de dichas intervenciones.
Por estos motivos, el objetivo de este estudio es determinar si las mediciones realizadas en la tomografía computarizada (TC) del tejido muscular y adiposo se asocian con la fragilidad.
El fenotipo de fragilidad física fue definido formalmente en 2001 por Fried et al con cinco variables de las cuales dos pudieran no ser fáciles de medir en la práctica clínica habitual, motivo por el cual se han diseñado desde entonces modelos para la definición de fragilidad que se basen en la historia clínica electrónica (HCE), como por ejemplo el índice de fragilidad electrónico (IFe), el cual analiza 54 ítems disponibles de manera rutinaria en la HCE. Este índice ha demostrado que predice la mortalidad, hospitalizaciones, visitas a urgencias, caídas y eventos adversos después de la cirugía y otros procedimientos invasivos.
En este estudio se analizaron datos en una sola institución y de manera retrospectiva, obteniendo la información de los TC abdominopélvicos realizados en el año 2019 de pacientes ambulatorios, excluidos los de urgencias, con edad mayor de 55 años y su correspondiente IFe dos años después de esta exploración radiológica (el IFe en esta institución se realiza de manera sistemática a todos los pacientes mayores de 55 años).
La cohorte final incluyó 886 pacientes siendo la edad media de los hombres de 68,6 años con una desviación estándar (DE) de 8,1, significativamente superior a la de las mujeres con 67,2 años y DE 8,0. No hubo diferencias significativas entre hombres y mujeres con respecto a la raza, etnia o estado de fragilidad. El intervalo medio entre la fecha de la TC y la del cálculo del IFe fue de 1,84 años.
Para el análisis de las imágenes de TC se realizó un protocolo de postprocesado previamente validado que consta de tres etapas. La primera etapa analiza en los archivos DICOM las series adecuadas, en la segunda localiza los cortes de TC a nivel de L3 y finalmente en la tercera etapa se segmenta el músculo y el tejido adiposo en la imágen extraída en la segunda etapa.
Los músculos abdominales totales se localizaron utilizando el umbral de -29 a +150 unidades Hounsfield (UH). El área musculoesquelética (AME) abdominal total se registró en cm2. La densidad músculo esquelética (DME) abdominal total se registró como la atenuación media (UH) de la misma región. En la misma imagen, el tejido adiposo intermuscular (TAIM), el tejido adiposo visceral (TAV) y el tejido adiposo subcutáneo (TAS) se localizaron utilizando umbrales de -150 a -30 UH.
Una vez analizados estadísticamente los datos se encontró que, en los hombres, los cambios de 1 DE en la DME y el área del TAV, pero no en la AME, TAIM o TAS, se asociaron con una mayor fragilidad. En las mujeres, ninguna de las medidas de tejido muscular o adiposo derivadas de la TC se asoció con la fragilidad.
En conclusión, este estudio encontró que la baja DME y la alta adiposidad visceral se asocia de forma independiente con la fragilidad en los hombres, pero no en las mujeres. A diferencia de estudios previos basados en TC en los que la fragilidad se definió mediante evaluaciones que consumían mucho tiempo y eran poco prácticas para la implementación clínica a gran escala, los hallazgos aquí evidenciados pueden ser más aplicables clínicamente porque utilizan un modelo de acumulación de déficit de fragilidad basado en HCE previamente validado y actualmente utilizado en muchos entornos clínicos.
Valoración personal:
Considero que este estudio es estadísticamente significativo con una muestra de un tamaño importante, con variables poblacionales bien distribuidas y un análisis con variables accesibles en la práctica clínica diaria, por lo cual sus conclusiones pueden traducirse en recomendaciones reales.
Probablemente se deban estudiar otras variables que analicen la fragilidad en mujeres, puesto que este estudio solo concluyó relación entre el IFe y las medidas en el TC para el género masculino, lo cual pudiera deberse a factores o sesgos no evidenciados claramente en su análisis.
Silvia Juliana Carreño Reyes
Hospital Universitario de Getafe. R3.
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