“La primera medida urgente es el consuelo. Y no se puede consolar cuando no se respeta el espacio de la tristeza. Porque, después de todo, el consuelo no es otra cosa que abrazar juntos la tristeza y mirar hacia adelante.»
Labari, N. 10 de julio 2020. Sin tristeza no hay salida. El País
Bienvenidos todos un mes más a esta cita con la ciencia. Hay una reflexión constante en mí desde que comenzó la pandemia que todavía atravesamos y es: ¿de qué sirve la ciencia sin ética, sin compasión, sin amor y sin pasión? Especialmente la medicina, esta ciencia tan humana y a veces tan deshumanizada. No somos más que humanos cuidando humanos. Lo que nos atraviesa en estos momentos es agridulce, confuso. El sabor a libertad rota, a libertad vigilada, a dolor y miedo macerados. Emociones y sentimientos encontrados ante una libertad condicional después de un largo período de guerra y de alarma en el que lo prioritario fue la supervivencia nuestra, de los nuestros, de nuestros compañeros y de nuestros pacientes. Nada ha quedado en pie. Nada. Hay pérdida, una pérdida grandísima.
En mi anterior editorial apelaba a la esperanza y alentaba a los compañeros, especialmente aquellos que han estado en los puntos más calientes de este suceso. Rescato esa esperanza y manteniéndola siempre en el punto de mira, os invito a que reflexionemos un poquito sobre la tristeza y el dolor de tanta pérdida y tanto miedo. Atravesamos un duelo colectivo. Este es un momento crítico en el que comienzan a aflorar secuelas muy importantes e impredecibles en la sociedad, el colectivo sanitario acaba de enfrentar una situación similar a una guerra. De ahí la vital importancia de reconocer las dimensiones del dolor, de la tristeza y del miedo. Recabar redes de apoyo entre compañeros y no estigmatizar a los valientes que pueden reconocer su estado así como evitar la culpabilidad o la vergüenza de reconocer las heridas propias. Estar alerta ante síntomas de alarma propios y ajenos. Buscar apoyo si lo necesitamos y disponibilizarnos, dentro de nuestras posibilidades, para el apoyo entre compañeros. Recuerdo, somos humanos cuidando humanos. Solo podremos ayudar a nuestros pacientes, escucharlos y tratarlos como se merecen si somos capaces de cuidarnos. Cosa que entre salvadores tanto nos cuesta. Estemos atentos a cómo estamos, cuidemos nuestra salud emocional y física. Sólo podremos escuchar el dolor de nuestros pacientes si reconocemos el nuestro propio. Tengamos compasión con nosotros y con nuestro medio. Practiquemos humanamente esta maravillosa ciencia, que es la medicina, como humanos que somos. El cuidado vacío de poco sirve. Nuestros pacientes lo saben y lo reconocen. Y esta es una ardua tarea de mantener en un sistema tan disfuncional como el nuestro, que ha demostrado ser insuficiente y precario y que nos empuja a la deshumanización. El mismo sistema que muchas veces nos aleja de la vocación.
Ante las luchas por los derechos de nuestro colectivo que se están levantando y que son sin duda parte de nuestro cuidado, creo que sería interesante unificar los intereses compartidos entre los facultativos y los residentes en formación. Creo que una lucha unificada que abogara por la contratación de más facultativos de área específica, obviamente con contratos dignos y estables, repercutiría muy positivamente en las condiciones de trabajo y formación de los médicos internos residentes. Pudiendo así el sistema prescindir de la sobrecarga del residente y abriendo paso a un hipotético cambio de mentalidad y mayor apoyo mutuo entre nuestros mentores y nosotros. Uno de los grandes problemas del colectivo médico es que la unificación de intereses es extremadamente difícil y es que a veces no parece tan obvio que todos trabajamos para un bien común. El fin último de esta profesión que elegimos es ponernos al servicio de la salud y del cuidado de nuestros pacientes.
A pesar de los tiempos convulsos que vivimos, la familia del Club sigue creciendo y trabajando con ánimos mantenidos. Seguimos renovando energías y ganas de trabajar. Este mes damos la bienvenida a tres nuevos miembros: Sonia Osorio y Sofía Jora, ambas residentes de cuarto año del Hospital Universitario de Valladolid; y Juan Ramón y Cajal, residente de tercer año del Hospital Lozano Blesa de Zaragoza.
Contamos en el número de julio, a pesar del calor y las ganas de descansar, con 14 revisiones de temas de máxima actualidad dentro de nuestra especialidad.
Dentro de la sección de musculoesquelético, este mes tenemos tres revisiones, dos de ellas tratan sobre procedimientos intervencionistas: una nos la trae Alicia Berral y otra yo misma, la primera sobre la punción aspiración de calcificaciones en el manguito de los rotadores y la segunda sobre la técnica de el acceso a la bursa trocantérea guiado por imagen. La tercera, referente a la rama diagnóstica, realizada por Isabel Rios sobre las fracturas de tobillo.
Xabi Leunda presenta una revisión sobre la utilización de un tipo específico de coil en la embolización de aneurismas cerebrales.
En la sección de neurodiagnóstico contamos con una revisión de Cristina Biosca, sobre la cuantificación de la sustancia negra mediante RM de 3T. Cristina es actualmente coordinadora informática, le daremos la bienvenida el mes que viene como coordinadora editorial junto a Violeta Pantoja y servidora.
En lo que respecta a la patología de cabeza y cuello, contamos con un repaso de los tumores que afectan al maxilar por Kelly Parra.
En el campo del diagnóstico vascular, Sara Gómez revisa las causas no trombóticas de embolismo pulmonar; Gonzalo Díaz nos habla de los tipos de patrón de calcificación arterial y su valor predictivo en la evolución de la arteriopatía periférica crónica y Francisco Garrido presenta una revisión de la clasificación y semiología de las malformaciones vasculares, un tema recurrente y que nunca está de más refrescar.
La sección de radiología pediátrica está representada en este número por una revisión de la aplicación de la RM de cuerpo entero en la patología oncológica de los niños.
Sonia Osorio expone una revisión sobre la valoración del cáncer de próstata mediante RM y por último Sofía Joral revisa la aplicación de la mamografía con contraste en el diagnóstico del cáncer de mama.
Para terminar, quisiera recordar un par de versos de una bellísima canción de Leonard Cohen que dice así: “there’s a crack in everything, that’s how the light gets in”. Esta es una situación que nos atraviesa a todos, dejemos que entre la luz entre las grietas. El consuelo más grande que tenemos es el de sabernos vivos y de poder vivir cuidando la vida de otros porque así lo elegimos.
Desde el Club os deseamos un buen verano, descansad.
Un enorme abrazo.
Ana de Castro
Coordinadora Editorial y General
HRU Málaga
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