“Prefiero caminar con una duda, que con un mal axioma.”
El cromosoma, Javier Krahe
En primer lugar, quisiera comunicar lo agradecido que estoy de esta oportunidad que se me ha dado al empezar una nueva etapa como coordinador editorial en el Club Bibliográfico. Espero que este número sea de su agrado y encuentren interesantes sus contenidos. Todos los revisores y coordinadores de este club somos un equipo y nuestra labor es acercarles la ciencia y una visión crítica de la misma.
Se abusa mucho del término “medicina basada en la evidencia”. Siendo puristas, la evidencia es la certeza clara y manifiesta de la que no se puede dudar. Aplicando esto a nuestra práctica diaria… ¿Cuándo no hemos dudado? ¿Cuándo, al aplicar un algoritmo, hemos podido completarlo sin ninguna duda al deslizarnos por las líneas de su diagrama? La sabiduría popular dice que el conocimiento verdadero es aquel que viene escrito en los libros. Cuando aplicamos esto a la literatura científica y a la investigación, caemos en el insondable problema de la correlación y la causalidad; de la significación y la relevancia. Trasladar números, cohortes y cálculos al individuo particular (paciente) nos pone de nuevo frente al eterno dilema de si aquello que funcionó o fue relevante en la población estudiada lo será en este individuo. Este debate no puede ser más actual, en el contexto del rápido desarrollo de las vacunas frente a la COVID-19 se han agilizado mucho los pasos de la cadena de investigación en pos de la salud pública social e individual. Sin embargo, este naipes que conforma la medicina basada en la evidencia es el reflejo de la evolución de los tratamientos y la medicina personalizada de los últimos siglos. Por esto una lectura crítica, una duda razonable y un cuestionamiento continuo de la evidencia actual no busca deslegitimar a la investigación, sino reforzarla.
En el presente número de junio tenemos revisiones de lo más actualizadas, la mayoría de ellas centradas en el tórax y mediastino. Amaia Pérez nos trae una muy interesante lectura del diagnóstico diferencial del patrón micronodular pulmonar. Sin abandonar el plano torácico, Ramón de la Torre revisa el “signo del vaso intranodular” y su utilidad para diferenciar entre nódulos benignos o malignos. También dentro de la esfera de las neoplasias, María Cristina Iniesta nos revisa un estudio con gran tamaño muestral sobre los parámetros de estadificación del cáncer de pulmón no microcítico. Servidor les trae también una revisión de un artículo sobre posibles errores en la evaluación de las estructuras mediastínicas. Finalmente, los artículos de la esfera cardiotorácica concluyen con una excelente revisión de Javier Cuello sobre la utilidad del TC en la valoración de la hemoptisis. Yoselin Dos Santos nos acerca las últimas perspectivas en el manejo de los aneurismas intracraneales complicados. Albert Domingo revisa de forma excelente un muy interesante artículo sobre la caracterización de miomas por resonancia magnética y su estadificación y características. Pablo Sanz, en su línea habitual como revisor de temas de inteligencia artificial y radiómica, nos analiza un artículo del American Journal of Roentgenology en el que la textura por TC de las masas renales podría ayudarnos en la aproximación a un diagnóstico histológico por imagen. Sin abandonar esta temática, María José Galante nos revisa un artículo sobre la utilidad de la radiomica en la predicción de la aparición de fístulas pancreáticas postoperatorias. Finalmente, Elias Eduardo Salazar aborda el papel del intervencionismo radiológico en el tratamiento de la equinococosis renal.
Sin más dilación, les recomendamos que se sumerjan en este número, lo lean y sean críticos con él. Pues al final, la evidencia pura es compleja de alcanzar, pero todos preferimos caminar con una duda que con un mal axioma.
Darío Herrán de la Gala
Coordinador Editorial del CB SERAM
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