Artículo original: Hwang EJ, Shin C, Choi YH et al. Frecuency, outcome, and risk factors of contrast media extravasation in 142,651 intravenous contrast-enhaced CT scans. European Radiology. 2018; 28 (12):3227-3232.
DOI: https://doi.org/10.1007/s00330-018-5507-y
Sociedad: European Radiology (@myESR)
Palabras clave: Contrast media, extravasation of diagnostic and therapeutic materials, injection site reaction, Tomography, X-ray computed
Abreviaturas y acrónimos utilizados: TC (tomografía computarizada), UCI (unidad de cuidados intensivos).
Línea editorial del número: En el número de diciembre la revista European Radiology publica 52 artículos. De estos artículos y observando que muchos de ellos tratan sobre técnicas de imagen, destacar los que tratan sobre energía dual como “Impact of dual-energy CT post-processing to differentiate venous thrombosis from iodine flux artefacts”.
Motivos para la selección: He elegido este artículo porque dentro de las publicaciones de este último número de la European Radiology me parece que es el que podría estar más adaptado a los conocimientos de un recién iniciado en el mundo de la radiología. Además, creo que es un tema de interés general para todas las secciones dentro de un servicio de radiodiagnóstico, sabiendo que el uso de contraste en las pruebas de imagen es una práctica diaria en la vida del radiólogo. Teniendo en cuenta esto, considero relevante el conocimiento de las posibles complicaciones que puede conllevar, así como manejo y, este artículo, puede arrojar algo de luz sobre estos aspectos.
Resumen:
La utilización de contraste yodado intravenoso en los estudios de TC es una práctica habitual en los servicios de radiodiagnóstico y, su complicación más grave, la extravasación de contraste, es un aspecto bien conocido a pesar de su baja prevalencia. A pesar de que en la mayoría de los casos los daños causados por la extravasación son leves y autolimitados, también puede tener consecuencias graves como necrosis tisular o compromiso neurovascular. Por todo esto, no es extraño que muchos autores hayan estudiado los aspectos relevantes sobre esta complicación, su descripción y su manejo.
En este artículo se ha revisado la bibliografía existente acerca de la frecuencia, los factores de riesgo y las manifestaciones clínicas de la extravasación de contraste. Se ha considerado que el volumen de pacientes manejados en los estudios revisados no llega a ser suficiente como para poder generalizar los datos obtenidos a toda la población. Por tanto, este artículo centra su objetivo el análisis de dichos aspectos utilizando un alto volumen de pacientes.
Se ha realizado un estudio retrospectivo en el que se incluyeron 274.502 pacientes en los que se realizó una TC tras la administración de contraste yodado intravenoso, con una proporción similar de hombres y mujeres, con condiciones de inyección de contraste similares para todos. Se excluyeron 13.851 por no haber sido recogida la información completa sobre contraste utilizado, quedando finalmente un número de 142.651 pacientes.
Para valorar el impacto de los daños ocasionados por la extravasación de contraste se utilizó la escala de gravedad que se había usado en artículos previos:
– Leve: signos y síntomas ausentes o consistentes simplemente en dolor, inflamación y/o eritema leve que no requirieron tratamiento o el tratamiento consistió en elevación del miembro y/o compresión.
– Moderado: eritema moderado o grave, dolor urente e inflamación marcada, o síntomas que requirieron tratamiento adicional para su manejo y que se resolvieron antes de 2 semanas.
– Grave: signos y síntomas que requirieron tratamiento quirúrgico y en los que el tiempo de resolución superó las 2 semanas.
En este estudio se obtuvo una frecuencia de episodios de extravasación del 0.23%, una cifra que se engloba dentro del rango de frecuencia obtenida en investigaciones previas, (0.1% – 1.2%), aunque se supone bastante aproximada teniendo en cuenta el gran volumen de pacientes que se han manejado en este estudio. En todos los casos, los síntomas causados por la extravasación fueron leves, lo que también está en línea con los estudios anteriores y que reafirma que la inmensa mayoría de los daños por extravasación de contraste son leves y autolimitados.
Por otro lado, los autores mencionan que probar la funcionalidad del acceso intravenoso que se va a utilizar para administrar el contraste mediante la inyección manual de suero salino, así como la estrecha monitorización durante la fase temprana de la inyección, previene la extravasación de un alto volumen de contraste y por tanto, de la aparición de daños graves.
En cuanto a los factores de riesgo, se analizó el género, la edad, el estado de hospitalización de los pacientes (ingresados, ambulatorios), la viscosidad del contraste y su tasa de velocidad de inyección. Se realizó un análisis estadístico multivariable y se obtuvieron diferencias estadísticamente significativas para el género femenino y la edad mayor de 60 años, lo que reafirma investigaciones anteriores que señalan la mayor fragilidad capilar en estos pacientes como principal culpable de su inclusión dentro del grupo de factores de riesgo.
El ingreso en la UCI y hospitalización general también resultó ser un potencial factor de riesgo. El estudio, al igual que otros autores ya habían mencionado, sugiere que esto esté en relación con la mayor permanencia del catéter intravenoso en estos pacientes ya que, en pacientes hospitalizados, se utiliza un catéter intravenoso colocado previamente para introducir el contraste, al contrario que en pacientes ambulatorios, en los cuales el catéter es de nueva colocación. Concluyen, por tanto, que la colocación de nuevos catéteres intravenosos puede reducir el riesgo de extravasación de contraste incluso en los pacientes ingresados.
Otro de los factores que resultó de riesgo potencial fue la viscosidad del contraste, debido al aumento de la tensión de cizallamiento de la pared y la presión del vaso que ocasiona la inyección de intravenosa de contraste con una alta viscosidad, lo que favorece altamente el riesgo de extravasación. Con los resultados del estudio, los autores apoyan por tanto a la American College of Radiology en su recomendación de calentar extrínsecamente el contraste yodado, con el objetivo de reducir la viscosidad, previo a su inyección.
Curiosamente, la tasa de velocidad de inyección de contraste no resultó ser un factor de riesgo para la extravasación en este estudio, lo que lleva a los autores a sugerir que, en los casos en los que clínicamente se requiera una tasa de velocidad elevada para la inyección de contraste, no habría razón para evitarlo.
En resumen, este estudio se constituye como uno de los estudios más amplios y más completos en cuanto al estudio de los factores de riesgo para la extravasación de contraste en los estudios de TC. Reafirma los datos anteriores en cuanto a su baja prevalencia y la poca relevancia clínica de los efectos de la extravasación, destacando los factores de riesgo más importantes y cuyo conocimiento y manejo pueden contribuir en mayor medida a evitar la aparición de esta complicación.
Valoración Personal:
El artículo es una revisión bien estructurada, de fácil comprensión, aporta varias tablas e incluye muchas referencias a la información obtenida en los artículos de la bibliografía revisada, de forma que resulta fácil comparar los resultados.
En contra del artículo mencionar que, a pesar de manejar un volumen final muy elevado de pacientes, con respecto al volumen inicial, muchos (48%) han sido desestimados por no aportar suficiente información sobre el contraste. También mencionar que no se ha podido investigar el acceso intravenoso y el tamaño del catéter, aspectos definidos por otros estudios como potenciales factores de riesgo.
Ana Santos Ángel Hospital Infanta Sofía (San Sebastián de los Reyes, Madrid). R1. anasantosangel9@gmail.com
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