Imitadores de neoplasias anexiales.

Artículo original: Shetty M. Non-ovarian Mimics of Ovarian Malignancy. Semin Ultrasound CT MR. 2019; 40(4):319-331.

DOI: https://doi.org/10.1053/j.sult.2019.04.003

Sociedad: N/A.

Palabras clave: N/A

Abreviaturas y acrónimos utilizados: RM (resonancia magnética), US (ultrasonidos), GIST (tumor estromal del tracto gastrointestinal).

Línea editorial del número:  en el último número de la revista Seminars in Ultrasound, CT and MRI se publican artículos relacionados con la ginecología oncológica. Podemos encontrar revisiones que versan sobre el estadiaje del cáncer de endometrio, de cérvix y revisiones sobre el diagnóstico diferencial de neoplasias ováricas. Es especialmente interesante la revisión sobre la imagen en la enfermedad trofoblástica gestacional, un tema menos frecuente y por tanto más desconocido para el radiólogo.

Motivo para la selección: he escogido este artículo porque explica de manera sencilla un diagnóstico diferencial que no debemos perder de vista a la hora de caracterizar tumoraciones anexiales.

Resumen: la mayoría de las tumoraciones pélvicas localizadas en la vertiente lateral de la cavidad pélvica detectadas por ecografía en mujeres, van a tener un origen anexial. Entre el diagnóstico diferencial encontramos masas ováricas no neoplásicas y neoplasias no ováricas. La RM permite una mejor caracterización de estas lesiones por su capacidad para identificar los tejidos blandos y resolución de contraste. La clasificación más empleada para la caracterización de lesiones anexiales de origen extranexial diferencia entre masas de predominio quístico o sólido.

En general las lesiones de origen extra-anexial desplazan la vascularización de la pared pélvica hacia medial, comprimen o engloban los uréteres, desplazándolos medialmente y suelen mostrar vascularización pélvica arterial con ingurgitación de los vasos mesentéricos, en contraposición con la ingurgitación de los vasos ováricos en las tumoraciones de origen gonadal.

En el artículo encontramos una tabla con las tumoraciones más frecuentes, según su predominio quístico o sólido. Entre las que muestran componente quístico se encuentran:

Carcinoma primario de la trompa, extremadamente raro, que afecta a mujeres entre los 40-65 años.  Es de predominio sólido, aunque suele mostrar algún componente quístico asociado, con moderada-alta vascularización y podemos verla en US como una masa sólida alargada que puede adoptar aspecto papilar dentro de la trompa dilatada.

Hematosalpinx hace referencia a la distensión de la trompa por material hemático, en US se puede apreciar la trompa dilatada con ecos internos, pudiendo ser difícil el diagnóstico diferencial con el piosalpinx. En TC y RM se puede identificar contenido de alta densidad e intensidad de señal en T1 respectivamente. La causa más frecuente es endometriosis tubárica, que a diferencia del endometrioma no presenta el gradiente de señal en T2.

Embarazo tubárico crónico: condiciona una destrucción gradual de la trompa, identificando productos hemáticos e inflamatorios dentro de la misma, lo que lleva a la apariencia de masa. Se puede observar crecimiento gradual de la masa y los valores de gonadotropinas suelen ser normales.

Absceso tuboovárico crónico: suelen ser masas de aspecto complejo y difícil caracterización, principalmente en aquellos casos en los que la clínica no orienta a infección. Suele ser la secuela de una salpingitis crónica. En estos casos la RM permite visualizar el ovario normal, con una trompa distendida con hemato o piosalpinx. En algunos pacientes, los abscesos pueden romperse hacia órganos adyacentes simulando una neoplasia infiltrante. Pueden ser resultado de una actinomicosis relacionada con DIU o una tuberculosis.

Hidrosalpinx crónico: resulta del bloqueo de la trompa secundario a endometriosis o enfermedad inflamatoria pélvica, el adelgazamiento de la trompa hacia lateral (al contrario que en la anatomía normal) es una de las claves diagnósticas de esta entidad.

Endometrioma extraovárico: muestra las mismas características de señal en RM que el endometrioma ovárico.

Quiste de inclusión peritoneal: suele presentarse como un quiste multilocular rodeando el ovario. Suelen ser asintomáticos y pueden verse en pacientes premenopáusicas. Las paredes son finas y pueden mostrar vascularización de baja resistencia.

Quistes paraováricos: suelen originarse del borde superior del mesosalpinx y estar separados del ovario. Son avasculares, con paredes finas que no realzan, con contenido hiperintenso en T2 e hipointenso en T1. La transformación maligna es extremadamente rara y cuando presenta engrosamiento o realce de la pared, sugiere el diagnóstico alternativo de cistoadenoma o cistoadenofibroma.

Mucocele apendicular: es una dilatación del apéndice debido a obstrucción, entre las causas más frecuentes encontramos el cistoadenoma, la hiperplasia mucosa o el cistoadenocarcinoma. Puede simular un tumor anexial derecho. En RM podemos identificar una estructura tubular con señal intermedia-baja en T1, con alta señal en T2 debido al contenido en mucina. En TC se puede observar una calcificación mural curvilínea, característica, pero sólo en el 50% de los casos.

Quiste de duplicación rectal: es una lesión quística, congénita, localizada en el espacio retrorrectal, sin embargo, cuando es de gran tamaño puede simular una masa ovárica.

Quiste meníngeo: en US puede simular una masa ovárica, para diferenciarlo se puede demostrar su continuidad con el sacro en RM o TC, con remodelación de los forámenes de conjunción.

Linfocele: para el diagnóstico diferencial es fundamental el antecedente quirúrgico o traumático, en estos casos se puede orientar cuando aparece una masa quística con baja señal en T1 y muy alta en T2, sin componente sólido.

Entre las lesiones de predominio sólido, encontramos:

Mioma pediculado: es la causa más frecuente de masa ovárica sólida. En RM suelen mostrar señal característica predominantemente hipointensa en T1 y T2.

Fibrotecoma extraovárico: son extremadamente raros y en RM muestran baja señal en T1 y T2, con menor captación que los miomas. Se suelen visualizar los ovarios normales y cuando son mayores de 6 centímetros suelen presentar cápsula. Clínicamente imitan a una neoplasia ovárica y es fundamental el diagnóstico percutáneo previo para evitar el tratamiento neoadyuvante.

GIST: se presentan como masas sólidas que dependen del recto, intestino delgado o colon distal y por ello puede plantear el diagnóstico diferencial con una masa ovárica.

Metástasis pélvicas: las más frecuentes son de mama, colon y pulmón, así como el linfoma. Muestran baja señal en T1 y moderada o ligera hiperseñal en T2, en comparación con la musculatura. La presencia de adenopatías pélvicas puede ayudar a orientar el diagnóstico.

Valoración personal: Me ha parecido un buen artículo como resumen y abordaje inicial del diagnóstico diferencial, la clasificación entre sólido y quístico ayuda a orientar el diagnóstico. Sin embargo, en mi opinión, las explicaciones son escuetas y no siempre prioriza los hallazgos por imagen.

Celia Astor Rodríguez

Complejo Hospitalario de Toledo, R4.

celia.astor@gmail.com

 

 

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Publicado en Seminars in Ultrasound CT and MR

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