Artículo original: Harbron RW ,Ainsbury EA, Barnard SG, Lee C, McHugh K, Berrington de Gonzalez A, et al. Radiation dose to the lens from CT of the head in young people. Clinical Radiology. 2019; 74:816.e9-816.e17.
DOI: https://doi.org/10.1016/j.crad.2019.06.029
Sociedad: The Royal College of Radiologist.
Palabras clave: CT, head, lens.
Abreviaturas y acrónimos utilizados: TC (Tomografía computarizada).
Línea editorial del número:
La revista Clinical Radiology es una publicación mensual, publicada por The Royal College of Radiologist del Reino Unido, con un índice de impacto de 2.082. En el número del mes de octubre hay un total de 28 artículos, incluyendo 2 revisiones y 6 artículos originales. En el número de este mes destaca un artículo de revisión sobre la vigilancia mediante imagen del tumor del estroma gastrointestinal, así como un interesante artículo original que trata sobre la imagen obtenida en la perfusión de TC de miocardio para la identificación de la isquemia aguda.
Motivos para la selección:
Creo que es de vital importancia tratar de tener en cuenta el criterio ALARA (As Low As Reasonable Achievable) en nuestra práctica clínica diaria y cuanto mayor formación consigamos en este aspecto mejores profesionales seremos. Es primordial mantener una actitud crítica con respecto a la radiación que reciben los pacientes en cada exploración radiológica y es nuestra obligación tratar de mantener la radiación en los mínimos niveles que nos permitan llevar a cabo un diagnóstico correcto de la patología.
Resumen:
El artículo trata de estimar la frecuencia de exploraciones acumuladas y la dosis de radiación a la que se ve expuesto el cristalino durante la realización de TC craneal en el contexto de un riesgo potencial de cataratas.
Durante muchos años, se supuso que el umbral de dosis para la inducción de cataratas era de alrededor de 2.000 mGy. Evidencias epidemiológicas y biológicas recientes sugieren que este umbral puede ser más bajo de lo que se pensaba anteriormente, alrededor de 500 mGy.
Se calculó el número acumulado de exámenes de TC craneal en una cohorte de 410.997 niños y adultos jóvenes que se sometieron a TC de cráneo en el Reino Unido entre 1985 y 2014. Se revisaron las imágenes de una muestra de estos para determinar el nivel de inclusión ocular (distinguiendo entre 1. ojos completamente incluidos, 2. ojos completamente excluidos, 3. inclusión parcial con cristalino excluido y 4. inclusión parcial con cristalino incluido). Posteriormente se estimó la dosis de radiación a la que se expuso el cristalino por cada TC teniendo en cuenta los niveles de inclusión ocular detectados y las exposiciones de radiación típicas en la práctica clínica pasada y presente.
Los hallazgos del estudio sugieren que el riesgo de inducción de cataratas probablemente sea pequeño para la mayoría de los pacientes que se someten a TC craneales, ya que recibirán dosis acumuladas en el cristalino muy por debajo de 500 mGy.
Aunque es poco probable que las dosis de una sola exploración induzca cataratas, los hallazgos actuales sugieren que cientos o incluso miles de niños y adultos jóvenes han alcanzado una dosis acumulada en el cristalino muy elevada, al haberse sometido a múltiples TC craneales con equipos de generaciones anteriores.
Esto no significa que las exploraciones de TC hayan inducido cataratas en estos pacientes, ya que el umbral representa la dosis a la que se esperaría que el 1% de las personas expuestas desarrollaran una catarata. Por lo que es probable que el número real de cataratas inducidas por los exámenes de TC sea pequeño, pero no nulo.
A pesar de todo, debe tenerse en cuenta que existen ventajas clínicas al incluir los ojos en las exploraciones de TC craneal. Por ejemplo, la visualización de los ojos y del nervio óptico puede ayudar en el diagnóstico diferencial de la patología craneal. Por lo tanto, no debe asumirse que la inclusión de los ojos en la exploración supone un fallo de protección radiológica.
En conclusión, en el presente estudio, las dosis estimadas de exposición al cristalino en las exploraciones de TC craneal estuvieron en un rango de 20-75 mGy cuando los ojos se incluyeron completamente dentro del field of view del examen y de 2-7 mGy cuando se excluyeron por completo. Aunque incluso las dosis en el límite superior de este rango parecen insuficientes para inducir cataratas, un pequeño subconjunto de pacientes puede someterse a suficientes exploraciones como para superar el umbral de dosis supuesto para la formación de cataratas inducidas por radiación.
Valoración personal:
Creo que se trata de un artículo que aborda un tema al que prestamos poca atención, dada la cantidad de temas que tenemos que abarcar durante la residencia y la práctica clínica diaria, centrándonos habitualmente en los aspectos clínicos o diagnósticos de las patologías, pero que es esencial dedicar tiempo durante nuestra formación a tratar de comprender la física de las pruebas diagnósticas que utilizamos y la repercusión que la radiación tendrá sobre los pacientes a lo largo de su vida.
Como radiólogos es importante cuidar las dosis de radiación a las que se someten los pacientes durante las pruebas de imagen que realizamos, y debemos de tratar de aplicar el criterio ALARA siempre, tratando de obtener las mejores imágenes que nos permitan realizar un correcto diagnóstico con la mínima exposición de radiación necesaria para el paciente.
Lorenzo Ismael Pérez Sánchez Hospital General de Segovia. R2. lorenzoips@gmail.com
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