Artículo seleccionado: Lee L, Reisner A, Binder W, Zaheer A, Gunn M, Linnau K et al. Repeat CT performed within one month of CT conducted in the emergency department for abdominal pain: a secondary analysis of data from a prospective multicenter study. AJR (2019) 212: 382-385
DOI: https://doi.org/10.2214/AJR.18.20060
Sociedad: American Journal of Roentgenology. @ARRS_Radiology
Palabras clave: abdominal pain, CT, emergency medicine, health policy, resource utilization.
Abreviaturas y acrónimos utilizados: RM (resonancia magnética), TC (tomografía computarizada).
Línea editorial del número:
La revista American Journal of Roentgenology destaca una serie de artículos entre los publicados en su número de febrero, destacando el conjunto de revisiones realizadas en el campo de la mama, como por ejemplo el artículo sobre beneficios y riesgos de la mamografía de cribado u otro sobre el uso inteligencia artificial en senología.
De entre los artículos más leídos del mes, destaca uno acerca de las lesiones quísticas hepáticas o una revisión sobre los signos clásicos de las infecciones pulmonares, ambas entidades muy frecuentes en el día a día de los radiólogos.
Motivo para la selección:
El dolor abdominal es uno de los motivos de consulta más frecuente en los servicios de urgencias, que conlleva, indirectamente, un aumento en el número de peticiones de pruebas de imagen.
Conocer las verdaderas indicaciones para realizar una TC y sobre todo su utilidad es de vital importancia para reducir tanto el número de pruebas a las que se somete al paciente como el coste que ello supone. Además, de esta manera, disminuye también el número de falsos positivos y falsos negativos, al realizar pruebas solo cuando existe una sospecha diagnóstica clara.
Resumen:
El grupo de Lee et al. realizó un estudio prospectivo multicéntrico entre los años 2012 y 2014 en el que incluyeron pacientes a los que se realizó una TC en la urgencia por dolor abdominal no traumático. El estudio se realizó en 4 centros diferentes e incluyó a 544 pacientes, de los cuales a 53 se les repitió la TC de abdomen un mes después.
A los pacientes a los que se les realizaron los dos estudios, se les dividió en 4 grupos en en función de los hallazgos radiológicos observados en el segundo TC: grupo 1 (sin cambios), grupo 2 (mismo proceso con mejoría), grupo 3 (mismo proceso con empeoramiento) y grupo 4 (aparición de un proceso diferente al previo). Las TC fueron evaluados por dos radiológicos con 5 y 17 años de experiencia respectivamente.
También se analizó a los médicos que solicitaban el estudio: su orientación diagnóstica, grado de confianza del diagnóstico inicial y manejo del paciente.
De las 53 personas a las que se les repitió la TC un mes después, 23 pertenecían al grupo 1, 14 al grupo dos y 8 al grupo 3 y 4 respectivamente.
Además, observaron que, comparando los grupos 1 y 2 (estabilidad y mejoría), con los grupos 3 y 4 (empeoramiento o nuevos hallazgos), no existía diferencias en la edad y sexo del paciente, días que pasaron entre un estudio y la confianza diagnóstica del médico solicitante de la prueba.
El resultado del estudio fue que que de los 53 pacientes a los que se les repitió la TC (10%), solo el 30% presentaban empeoramiento o nuevos hallazgos radiológicos.
Por último, destacan la necesidad de evaluar a los médicos peticionarios que solicitan nuevas exploraciones a los pacientes que se han sometido recientemente a una TC en la urgencia .
Valoración personal:
El artículo del grupo americano es de fácil comprensión, sin usar muchos tecnicismo lo que facilita su lectura. El estudio, al ser multicéntrico y tener una cohorte muy amplia, presenta unos resultados muy fiables y por tanto, extrapolables a la población general. El objetivo del estudio fue comprobar la frecuencia con la que se repiten estudios ya realizados previamente en la urgencia y el rendimiento de los mismos, lo cual aporta información relevante no solo para radiólogos, sino también para clínicos, a la hora de decidir cuándo una prueba está indicada o no.
Desde mi punto de vista, es especialmente importante que tanto los radiólogos como los clínicos y cirujanos conozcan en qué situaciones deben hacerse unas pruebas de imagen u otras y cuándo hay que repetir las mismas. Además, hay situaciones en las que es posible realizar una ecografía reduciendo así la radiación que recibe el paciente. Por tanto, establecer unos protocolos de actuación para cada situación ayudaría a mejorar el manejo de los pacientes reduciendo tiempo y pruebas innecesarias.
Alicia Berral Santana Hospital Universitario de Getafe, R2 a.berralsantana@gmail.com
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