Neoplasia mucinosa papilar intraductal invasiva: hallazgos en la TC de carcinoma coloide frente a adenocarcinoma tubular de páncreas.

Artículo original: Fadaei D, Raman S, Hruban R, Fishman E, Kawamoto S. Invasive Intraductal Papillary Mucinous Neoplasms: CT Features of Colloid Carcinoma Versus Tubular Adenocarcinoma of the Pancreas. AJR. 2020(5); 214:1–9.

DOI: doi.org/10.2214/AJR.19.21824

Sociedad a la que pertenece: American Roentgen Ray Society (@ARRS)

Palabras clave: colloid carcinoma, CT, invasive papillary mucinous neoplasm, pancreas, tubular adenocarcinoma.

Abreviaturas y acrónimos utilizados: NMPI (Neoplasia Mucinosa Papilar Intraductal), ATI (Adenocarcinoma Tubular Invasivo), CC (Carcinoma Coloide), CPP (Conducto pancreático principal), TC (Tomografía Computarizada).

Línea editorial del número: 

El número del mes de la revista AJR, al igual que en otros, presenta artículos de casi todas las subsecciones de nuestra especialidad aunque se centra especialmente en la imágen pediátrica. Destacaría tres artículos de revisión, dos en el área de radiología pediátrica: Hepatobiliary MRI Contrast Agents: Pattern Recognition Approach to Pediatric Focal Hepatic Lesionsy “Applications of Pediatric Body CT Angiography: What Radiologists Need to Knowy otro en el de aparato genitourinarioPenile Doppler Ultrasound for Erectile Dysfunction: Technique and Interpretation.” Todos ellos con objetivos docentes  y muchas imágenes de calidad. 

Motivos para la selección: 

He seleccionado este artículo porque ahonda en un tipo de tumor conocido por la mayoría de radiólogos a la vez que aporta una base demográfica, clínico-patológica y quirúrgica. Además, se trata de una investigación original que intenta responder a preguntas que, como otras muchas, deberíamos plantearnos en nuestra práctica clínica habitual.

Resumen:

La neoplasia mucinosa papilar intradutal (NMPI) del páncreas se caracteriza por lesiones quísticas arracimadas que asocian en muchas ocasiones una dilatación del conducto pancreático principal (CPP) y/o sus ramas secundarias, con defectos de repleción correspondientes a acúmulos de mucina o papilas tumorales.

Existen dos subtipos histológicos predominantes asociados a la NMPI: el adenocarcinoma tubular invasivo (ATI) y el carcinoma coloide (CC, también conocido como “mucinoso no quístico”). El primero de ellos comparte similitudes con el adenocarcinoma ductal de páncreas y se asocia a mayor grado de invasión tumoral, recurrencia local, metástasis ganglionares y en definitiva, una supervivencia menor. El segundo es un variante rara del adenocarcinoma ductal de páncreas, de mejor pronóstico, caracterizado por producir grandes cantidades de mucina extracelular que sirve de sostén a las células tumorales. 

Distinguir estos dos subtipos de tumores es importante porque estudios recientes han demostrado no solo diferencias significativas en cuanto al pronóstico a favor de los CC, sino también un posible manejo terapéutico distinto que otorgaría al ADT la posibilidad de ciclos de quimioterapia neoadyuvante antes de la cirugía.  

Teniendo lo arriba expuesto como premisa principal, los autores de este artículo se cuestionan si existen algunos hallazgos en la TC que permitan orientar el subtipo histológico asociado a la NMPI,  aportando datos de sensibilidad y especificidad. Para ello se elaboró un estudio retrospectivo que, tras aplicar los criterios de exclusión, admitió a 85 pacientes con NMPI con anatomía patológica confirmada y en asociación a adenocarcinoma invasivo a quienes se les había realizado una TC prequirúrgica. 

Se revisaron seis hallazgos en las imágenes de TC: primero, el tipo de NMPI (ducto principal, rama secundaria o mixto); segundo, características de la lesión quística de mayor tamaño (localización, diámetro máximo en el plano axial, presencia de septos, calcificaciones y nódulos murales); tercero, la existencia de una masa pancreática extraductal o extraquística; cuarto, el diámetro máximo del CPP, cambios abruptos en su calibre o comunicaciones con la lesión quística de mayor tamaño; quinto, fístulas entre el CPP y otros órganos; sexto, calibre máximo del conducto biliar común.

La investigación obtuvo resultados estadísticamente significativos en muchos de los puntos que se analizaron en cuanto a diferencias en el TC entre ambas entidades. Así, a favor del CC, el diámetro máximo del CPP fue de mayor calibre (14.33 vs 7.97 mm; p<0.01); se localizó en cabeza, proceso uncinado o cuello del páncreas (82.6% vs 46.8%; p<0.01), se asoció con más frecuencia calcificaciones (21.7% vs 2.1%; p=0.01) y nódulos murales (56.5% vs 12.8%; p<0.001), se acompañó de fístulas  (20.7% vs 0%; p<0.01) con otros órganos (sobre todo con el duodeno) y el diámetro máximo de la lesión fue mayor (47.57 vs 22.94 mm; p<0.001). En contraposición y a favor del ATI, estos se asociaron con más frecuencia a una masa sólida extraquística o extraductal (67.9% vs 27.6%; p<0.001) y cuando esta se localizaba en la proximidad de la lesión quística (NMPI) o del CPP, condicionó con más frecuencia un cambio abrupto en su calibre  (7.7 % vs 81.3 %; p<0.001).

El estudio concluye con una serie de limitaciones en cuanto a su diseño entre las cuales se encuentra su carácter retrospectivo, la ausencia de análisis de la variabilidad intraobservador o el que se haya asumido que los carcinomas invasivos en la proximidad de la NMPI tengan origen en la propia NMPI y no se trate de una neoplasia concomitante. Sin embargo, distinguir esto en la práctica clínica es difícil. 

Valoración Personal: 

Lo que más me ha gustado de este artículo es su resumen estructurado y los resultados obtenidos, que a su vez son comparados con los de estudios relevantes previos y abre nuevas vías de investigación. Además los autores aportan una visión más allá de la radiología, analizando los datos demográficos y las técnicas quirúrgicas que se llevaron a cabo en los dos grupos de pacientes, comparándolas entre sí. Es un artículo original de investigación en el que se muestran 3 casos clínicos resumidos en un total de 11 imágenes radiológicas. Por otra parte, trata de un tema muy específico sobre patología biliopancreática y no parece haber todavía datos robustos suficientes que avalen el manejo terapéutico diferencial entre ambos tumores. 

 

Juan Miranda Bautista. R2

Hospital General Universitario Gregorio Marañón (Madrid).

mirandabautistajuan@gmail.com @miranda.b.j

 

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Publicado en European Journal of Radiology, Revistas

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