Artículo original: Ange Diouf, Matilda Machnowska. Conventional MR Imaging in Trauma Management in Adults. Neuroimaging Clinics of North America. 2023; 33(2): 235 -249.
DOI: https://doi.org/10.1016/j.nic.2022.12.001
Sociedad: Neuroimaging Clinics of North America.
Palabras clave: MR imaging, Computed tomography (CT), Trauma, Management, Adult, Contusion, Diffuse axonal injury (DAI).
Abreviaturas: ACA (anterior cerebral artery), CT (Computed Tomography), CSF (cerebrospinal fluid), CTA (CT Angiography), CTV (CT Venography), EDH (Epidural Hematoma), DAI (diffuse axonal injury), DWI (diffusion-weighted imaging), FLAIR (T2W fluid-attenuated inversion recovery), GCS (Glasgow Coma Scale), GRE (gradient recalled echo), MR (Magnetic Resonance), MRA (MR angiography), MRV (MR venography), PCA (posterior cerebral artery), SAH (Subarachnoid Hemorrhage), SDH (Subdural Hematoma), SWI (susceptibility-weighted imaging), TBI (Traumatic Brain Injury), T1WI (T1-weighted imaging), T2WI (T2-weighted imaging), T2* (hemosiderin sensitive sequence).
Línea editorial del número: Neuroimaging Clinics of North America únicamente realiza cuatro publicaciones al año (en los meses de febrero, mayo, agosto y noviembre) centrándose en cada número en una serie de artículos que siguen una línea temática. En la actual edición, se realiza una revisión del papel de RM en la patología traumática tanto en la edad adulta como pediátrica.
Motivos para la selección: entre las incontables aplicaciones de la RM para la valoración de la patología cerebral, la traumática parece una gran olvidada entre ellas, jugando un papel relevante cuando la clínica no es concordante con los hallazgos traducidos por la TC, que recordemos es la prueba de primera línea (por su rapidez y menor coste) en la valoración urgente de la patología traumática. Es interesante la revisión de este número para recordar las potenciales aplicaciones de la RM en un motivo de consulta de primer orden hospitalario.
Resumen:
La patología traumática supone un motivo de consulta de primer orden en el contexto de las urgencias hospitalarias. En este artículo, se hace una revisión de la patología traumática más prevalente, y los hallazgos más reseñables que aporta la RM frente a la TC:
- Intraaxial:
- Contusiones: las regiones más frecuentes son los lóbulos temporales, giro perisilviano y lóbulos frontoorbitarios. A este nivel, la RM permite una mejor valoración de las contusiones no hemorrágicas, hemorrágicas en su fase aguda y además el diagnóstico diferencial entre DAI (la afectación es fundamentalmente subcortical) y laceración cerebral (cuando la hemorragia se extiende hasta la sustancia blanca profunda y ganglios basales).
- Daño axonal difuso (DAI): producido mediante mecanismos de alto impacto con rápida aceleración/deceleración, la RM es sumamente más sensible en la detección de esta entidad frente a la TC, sobre todo ante los componentes de escasa cuantía hemorrágica en el cuerpo calloso y mesencéfalo. Principales diagnósticos diferenciales: contusiones, leucoencefalopatía crónica de pequeño vaso, embolismos grasos, angiopatía amiloide.
- Extraaxial:
- Hematoma epidural.
- Hematoma subdural: la RM es más sensible en la detección de las colecciones subdurales de pequeño grosor (menor de 10 mm) y además facilita la tipificación de la cronología así como el diagnóstico diferencial con los higromas subdurales.
- Hemorragia Subaracnoidea: en el contexto traumático es de predominio cortical.
Además, dentro de las complicaciones cerebrales secundarias al traumatismo, entre las cuales destacan las herniaciones cerebrales, se reseña la especificidad de la RM para la detección de una entidad concreta como es la herniación tonsilar, pudiendo detectarse la necrosis a este nivel. Además, la RM muestra una mayor sensibilidad para la detección de lesiones isquémicas agudas secundarias a la compresión por herniación, sobre todo en territorios ACA (ej. tras herniación subfalcial) y ACP (ej tras herniación transtentorial descendente). Otra aplicación a reseñar son los cambios tempranos mesencefálicos tras la hemorragia de Duret.
Otra complicación secundaria al traumatismo son las embolias grasas tras fractura de huesos largos. Esta entidad se caracteriza por infinidad de alteraciones puntiformes de señal en secuencias T2 y de susceptibilidad magnética, planteando como diagnósticos diferenciales los infartos embolígenos por otras causas (ej. cardíaca) y DAI (sangrados de morfología más lineal).
Por último, los estudios vasculares mediante TC y RM han mostrado similar sensibilidad y especificidad.
En definitiva, la RM aporta valor añadido a los hallazgos visibles en TC en patología no quirúrgica y pacientes clínicamente estables, siendo de ayuda en el manejo clínico y en la predicción de la recuperación neurológica.
Valoración personal: en pocas palabras, este artículo cumple todos los requisitos para ser de lectura obligatoria: tiene un número de páginas muy asequible para la variedad de patología que trata, está muy bien estructurado (lo cual hace muy amena la visualización), cuenta con abundantes tablas resumen así como imágenes ejemplificadoras y bien explicadas, y además, tiene un enfoque muy práctico. En todo momento se recuerda al lector que muy pocas aplicaciones de la RM cambian el manejo y que la indicación esencial son las incongruencias clínicas con los hallazgos por TC.
Permite llevarse varias ideas muy claras sobre qué aporta la RM frente a la TC: detección de contusiones no hemorrágicas, definición de la extensión de DAI y embolismos grasos, tipificación de cronología de las lesiones hemorrágicas, lesiones isquémicas secundarias a expansividad intracraneal, gran sensibilidad para la detección de colecciones subdurales, detección de sangrado en la unión craneocervical.
Saray Rodríguez Pérez
Hospital Universitario de Gran Canaria Dr Negrín
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