Artículo original: Uysal A, Karaosmanoglu AD, Karcaaltincaba M, Akata D et al. Prostatitis, the Great Mimicker of Prostate Cancer: Can We Differentiate Them Quantitatively With Multiparametric MRI? AJR. 2020; 215(5):1–9
DOI: doi.org/10.2214/AJR.20.22843
Sociedad: American Roentgen Ray Society (@ARRS_Radiology)
Palabras clave: multiparametric MRI, prostate cancer, prostatitis, quantitative analysis.
Abreviaturas y acrónimos utilizados: RM (resonancia magnética), mp-RM (resonancia magnética multiparamétrica), ESUR (Sociedad Europea de Radiología Urogenital), PI-RADS (prostate imaging reporting and data system), ADC (apparent diffusion coefficient o coeficiente de difusión aparente).
Línea editorial del número: AJR es una revista que nunca decepciona, sobre todo por su amplitud de temas en diferentes secciones así como por la calidad de estos artículos, la mayor parte de ellos revisiones, en esta ocasión.
Este mes de noviembre llaman la atención artículos de revisión, como los que tratan de la correlación radio-patológica en las lesiones por el uso de cigarrillos electrónicos y la actualización para radiólogos de los hallazgos por imagen del cáncer de esófago. Hay muchos otros artículos interesantes, por ejemplo, la carta de opinión sobre las dificultades que los radiólogos nos encontramos al intentar publicar de manera gratuita, dado el número limitado de posibilidades que se nos ofrecen.
Motivo para la selección: He elegido este artículo por varias razones, alguna de ellas completamente personal. Uno, con la actualización del PI-RADS, los radiólogos y residentes de radiología necesitamos ponernos al día constantemente de las últimas actualizaciones investigadoras en todos los ámbitos así como de las posibilidades que nos ofrecen las técnicas de imagen. Por eso este artículo, que nos ayuda a no caracterizar toda próstata que nos encontremos en nuestra práctica como tumoral, me parece muy útil.
Segundo, un caso similar apareció recientemente en la sesión de mi servicio y me pareció que era difícil diferenciar entre ambas patologías y quería saber si este artículo desvelaba más secretos para hacerlo.
Resumen:
El cáncer de próstata es el segundo cáncer más frecuente entre los varones y la quinta causa de muerte por cáncer en el mundo. Recientemente, la RM se ha convertido en una prueba de imagen esencial para proporcionar a un paciente un diagnóstico temprano y estadiaje local del tumor. El protocolo de RM para este tipo de estudios incluye secuencias potenciadas en T2, de difusión y tras la administración de contraste, consiguiendo así información tanto anatómica como funcional. Las variaciones en los informes y en la interpretación de los estudios provocó que la ESUR desarrollase el PI-RADS para intentar estandarizar las valoraciones, con sus dos ediciones PI-RADS versión 1 y versión 2.
A pesar de las ventajas que tiene la RM para caracterizar las lesiones tumorales en la próstata, existen numerosas enfermedades prostáticas no neoplásicas que pueden asemejar los hallazgos clínicos, de laboratorio y radiológicos, como pueden ser las prostatitis.
Los autores del artículo incluyeron de forma retrospectiva en este estudio a 138 pacientes con lesiones con categoría PI-RADS 4 o 5 y mayores de 5 mm. Todos ellos se biopsiaron por fusión RM-ecografía y aquellos en los que el resultado anatomopatológico fue de malignidad se realizó prostatectomía radical.
De estos 138 pacientes, 94 fueron etiquetados de cáncer prostático y 44 de prostatitis. Estos estudios fueron reevaluados retrospectivamente por tres radiólogos expertos sin conocimiento de la información clínica e histopatológica y, tras elegir la lesión diana, se realizó el análisis cuantitativo. Se usaron los valores ADC, así como cálculos cuantitativos del análisis farmacocinético de las secuencias tras la administración de contraste, detallados con más profundidad en el artículo.
Con los resultados obtenidos en el artículo, los autores concluyen que la valoración combinada de los parámetros cuantitativos y el análisis estadístico posterior permite diferenciar la patología inflamatoria de la neoplásica con una precisión del 94%, clasificando correctamente el 96,5% de los tumores prostáticos y el 88,9% de las prostatitis, siendo estos resultados estadísticamente significativos.
Las características de las secuencias del protocolo básico de la RM prostática no permiten diferenciar definitivamente entre estas dos patologías, por lo que este artículo demuestra que, con un análisis posterior de las curvas cinéticas y parámetros cuantitativos, se puede hacer. También hay que tener en cuenta que a pesar de la aplicación del sistema PI-RADS, la RM de próstata sigue siendo muy variable según el observador, de esa forma, la aplicación de parámetros objetivos puede ayudar en este sentido.
En este estudio, las prostatitis muestran como característica unas curvas de captación lentas y progresivas, al contrario que los tumores, que son más rápidas, con fases tardías con lavado y meseta. También, los parámetros cuantitativos son más altos en los focos malignos y se cree que están relacionados con la densidad de microvasculatura aumentada. El problema de los factores farmacocinéticos varían entre pacientes por diferencias en la adquisición de la RM, la dosis de contraste y el software utilizado, algo que limita su aplicación.
El valor del ADC también sirve para discriminar ambas patologías. Se utiliza como punto de corte el valor 955.05 × 10−6 mm2/s, siendo los valores menores los que corresponden frecuentemente a neoplasia y los mayores a prostatitis.
En conclusión, la evaluación farmacocinética de las secuencias de contraste y medida del ADC parece que mejora la eficacia diagnóstica de la RM de próstata. No causa molestias añadidas a los pacientes dado que se va a inyectar el contraste de todas formas y proporciona información adicional, por lo que se podría aprovechar el potencial que parece poseer para diferenciar el cáncer prostático de la prostatitis.
Valoración personal: A pesar de lo prometedor que me parecía el artículo, me ha decepcionado ligeramente. Esperaba que me mostrase posibilidades de categorizar definitivamente entre las dos patologías que trata, pero nosotros los radiólogos lo que ofrecemos en nuestros informes son probabilidades y lo definitivo siempre será la biopsia y el informe anatomopatológico.
También reconozco que pensaba que esos valores obtenidos de las secuencias multiparamétricas nos permitirían de manera objetiva analizar la RM y, como recoge el artículo, aún presenta múltiples limitaciones por la variabilidad entre los diferentes centros. De todas formas, creo que el avance que ha proporcionado la publicación del PI-RADS puede permitir que los informes de este tipo de estudio tengan la menor variabilidad interobservador posible.
Alejandra Maestro Durán-Carril
Complejo Hospitalario Universitario de A Coruña, R4
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